Tensiones Creativas para la Colaboración Genuina

By Inés Sanguinetti

Enero 2023  
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Le pregunté a C. P. (El nombre de la participante fue modificado para resguardar su identidad, paciente de una comunidad terapéutica en Argentina: “¿Qué es  arte para la transformación social?” Y ella dijo de un tirón: “Salir, respirar. Vivir la vida  desde otro lugar. Una forma del arte para romper la rutina. Sentirme contenida. Un juego  para que resucite mi verdadera esencia. Aprender a hablar de mí en metáforas.  Pensarme, recrearme, sentir que vuela el tiempo. Dejarme guiar. Me perdí y ahora me  estoy encontrando.” 

Si dejamos de ver al arte como la suma de representaciones artísticas y lo vemos como  el conjunto de procesos y prácticas que los seres humanos crean para coexistir entre  ellos, empezamos a comprender al arte como uno de los recursos más fundamentales  para la mediación de las tensiones en el desarrollo de la vida. 

Miles de artistas en el mundo están generando espacios de mediación artística y cultural  como los que describe C. P. desde una perspectiva alejada de las Bellas Artes. Esto en  cada lugar nos hace renovadamente capaces de intervenir la realidad creando espacios  grupales centrados en lo que un cuerpo expresivo puede soñar, planear, conocer y crear  de modo tal que aquellos espacios que sentimos anónimos, violentos,  precarizados, maníacos y grises pueden ser habitados por impulsos que ayuden al  reconocimiento de la belleza de los entornos humanos, a la riqueza de su diversidad y  entonces a la curiosidad por las otredades lejos de las desconfianzas que la convivencia  local y planetaria generan. 

El hecho de que la mitad de las personas en nuestro país- Argentina - estén sumidos en  la pobreza, marca claramente un agotamiento del sistema político, económico y social  con consecuencias nefastas y tensiones diarias en todos los ámbitos de nuestras vidas  privadas y pública. Siempre estamos con una sensación de que tenemos que terminar  con esto, pero esa es la maldita zona de confort. Este desbarranque humano hacia el  infierno está producido por la incapacidad de un país entero de dirimir tensiones de modo  creativo. Aquí y en el mundo entero las tensiones se evitan o simplifican en lugar de  diagnosticarlas y abordarlas con las herramientas adecuadas. 

Las discusiones y recetas lo son solo desde el ámbito estricto de las “medidas”  económicas que toman unos y otros partidos políticos esperando siempre que el éxito de  alguna de ellas genere una superabundancia que frene las tensiones camino a una  verdadera distribución de recursos para todos. El debate sobre las recetas ignora  siempre el trasfondo de las tensiones políticas y la importancia de la cultura para  mediarlas. El marco de los objetivos de desarrollo para el bienestar debe incluir el  concepto de "habilidades culturales transformativas" necesarias para una colaboración  genuina. Esto es SER (relación con uno mismo) PENSAR (habilidades cognitivas)  RELACIONARSE (cuidar a los demás y el contexto) COLABORAR (habilidades sociales)  y ACTUAR (impulsar el cambio) (Cita: https://www.innerdevelopmentgoals.org/)

Debemos entender que la creatividad es un bien público y que es esencial en este papel  fundamental. ¡Si queremos soñar, planificar y crear un país, debemos intentar pasar de  la vulnerabilidad a la resiliencia a través del arte y la cultura como lo hizo C. P.! Generar  las condiciones para vincularnos desde la empatía y la compasión es encontrar los  lenguajes y los espacios para la creación simbólica. Los cuerpos poetizados son  centrales en la construcción masiva del diálogo necesario para identificar el objetivo del  bienestar. Y esto tiene que ser entendido por toda la población, porque si no, no puede  ser llevada a cabo. Y eso se llama CULTURA, palabra condenada a ser identificada sólo  con algunas expresiones de las Bellas Artes y la protección del patrimonio y entonces  abastecida con magros presupuestos. Las áreas clave para motorizar el bienestar  planetario incluyen entender de qué se trata la cultura y qué implica el arte de convivir  como creación central de la comunidad humana: sobrevivir, producir, vivir juntos y crear  sentido. 

¿Cuáles son los impulsores de la creación de este colectivo planetario humano del que  formamos parte solo pasivamente? 

Algo debe crearse para hacer sustentable el mundo, pero esa creación no arrancará  nunca sino se entiende que no se trata sólo del proyecto colectivo a crear sino - antes  que nada- de crear al sujeto creador. Y eso inevitablemente conlleva tensiones. Cuando  decimos “nosotros”, ¿quiénes somos esos nosotros? ¿A quién hemos dejado afuera?  

Es decir, es esa propia comunidad humana la que debe entenderse como aquello a crear,  como parte del proceso creativo de bienestar. La comunidad humana tiene que impulsar  y protagonizar esta transformación. Hay que crear al sujeto colectivo creador y la obra  colectiva en conjunto como parte del mismo proceso.  

Tranquilos si les parece difícil porque el teatro y la danza lo entienden muy bien desde  hace miles de años, pues para crear una dramaturgia, se deben construir personajes en  una escena concebida como una trama de tensiones. Para esto, es esencial encontrar y  reunir a personas que aún no están allí y deben ser convocadas. En las artes escénicas  identificamos como clave el conflicto creativo que hace que alguien desee algo y otro se  resista. 

Los creadores en artes escénicas trabajamos con cuerpos propios y ajenos y no  hacemos otra cosa que dejarnos atravesar por las tensiones que nos ayudan a entender  nuestro papel en esa edición particular de una pieza de danza o teatro.  

Construir ese sujeto creador- que en mi caso siempre lo he entendido como colectivo- es  el primer paso para gestionar las tensiones para una genuina acción colaborativa. ¿Con  quiénes compartir eso que yo imagino? Poner una pieza en el escenario comienza con  descubrir que todos estamos juntos para disparar los desencadenantes iniciales. Esas  primeras herramientas físicas, simbólicas, emocionales y mentales harán aparecer la  danza o el teatro. Son nuestro primer tesoro para avanzar resolviendo tensiones e  incertidumbres. 

Después de ese esfuerzo importante de preproducción, confiamos en que paso a paso  llegaremos a la compleja trama de tensiones que harán que algo aparezca en la escena  después de varios meses de afirmaciones, negaciones, cambios, fricciones, frustraciones y logros. 

Doris Humphrey definió el movimiento como “un arco entre dos muertes”. Se refería al  cuerpo en equilibrio estático de pie y al cuerpo en equilibrio estático en el piso. “Caída y  recuperación” era la base del diseño de todo ese fluir maravilloso de movimiento.  

Cuando Clarise Lispector, la genial escritora brasileña habló de la importancia de hallar  palabra justa decía "Estoy intentando escribirte con todo el cuerpo, enviando una flecha  que se clava en el centro neurálgico de la palabra". Una flecha lanzada al espacio entre  el arco y la cuerda. Es decir, la tensión es inherente a la fuerza del lanzamiento y al arte  de cómo transmitimos la palabra. 

Cuando nos sentamos en el teatro nos preguntamos ¿quién está allí? ¿qué quiere? y  entonces ¿quién será el oponente a ese deseo? Bueno, no hay miedo a las tensiones en  la danza y el teatro. Solo se trata de encontrarlos y trabajar a partir de ellos. 

El miedo en el trabajo creativo no es la aparición de tensiones sino todo lo contrario, el  miedo a no identificar las tensiones creativas, el miedo a no saber editar y componer la  narrativa escénica con ellas. El buscado flujo de la acción con el que llevaremos a los  espectadores allá donde deseamos, implica anticiparnos a pensar quienes son ellos y  por qué los impactaremos. Una vez que los identificamos, pensamos: ¿Cómo generar  esos opuestos que alimentarán su curiosidad, su empatía? 

No encontrar esas tensiones… ¡Eso sí que da miedo! No lograr que la audiencia tenga  cuerpos tensos inclinados hacia el escenario sí es un gran problema. 

Para el caso de construir culturas de cuidado y bienestar en cada país y en el planeta, el  proceso es el mismo. En lugar de suponer que alguna autoridad nacional o extranjera lo  hará por nosotros… debemos preguntarnos: ¿Quién será el sujeto creador? La  transformación cultural que dará sustentabilidad al planeta no es una tarea que puede  encargarse, no se trata de alguien al que hay que pedirle que lo haga por nosotros. Es  necesario crear esa comunidad a través de empoderarnos habilidades transformadoras, y debe ser multidisciplinaria, interdisciplinaria y sin fronteras, porque al sistema que  queremos cambiar le faltan esas características exactas. 

Las artes y la cultura son los medios para la conciencia y la complejidad, pero también  para que la alegría y la realización creativa se vean convertidas en una experiencia  colectiva de pasaje de la vulnerabilidad a la resiliencia. Tiene que ser altísimamente enamorante ese impulso a soñar y planear para que haya convocatoria motivante hacia  el cambio pues hay muchos deseantes, muchos insatisfechos y muchos apáticos  adormecidos tratando de adaptarse al infierno.  

Estamos en el post capitalismo, donde el mundo nos ha decepcionado mucho porque el  progreso y la ciencia finalmente no resolvieron ni resolverán la supervivencia en este  estado de cosas. La supervivencia se puso en riesgo por una forma extractiva y violencia  de convivencia con el planeta y entre nosotros. 

Hay cuatro fuentes para esa alta conflictividad que vivimos hoy: 

  1. La conciencia creciente de que nuestros modos de producción, organización social y  generación de conocimiento deben ser transformados. 

  2. Las resistencias culturales e inseguridades que genera esta conciencia. 

  3. La poderosa inercia de los procesos de producción y mecanismos de organización  que ya están obsoletos desde hace mucho tiempo. 

  4. La aparición de problemas cuya resolución requiere de niveles de colaboración  planetaria que están lejos de ponerse en marcha. 

¿Cuál es nuestra habilidad para habitar esta complejidad de tensiones? En primer lugar,  comprender la interdependencia y cuidar la diversidad, y hacerlo desde la valoración de  la afectividad como sustento de la vida y la cultura. 

Entornos Creativos es un programa de Crear vale la pena que aborda herramientas  concretas que provienen del arte para el tratamiento de las tensiones mencionadas. A  partir de ellas, CVLP crea actividades lúdicas para la expresión y la colaboración creativa  en espacios comunitarios, escuelas, centros de salud mental, además de diseñar programas de escucha social y de participación vecinal para los municipios. 

El resultado de la acción que lleva ya más de 12 años ha sido premiado y respaldado por  3 investigaciones académicas, sin embargo, nada ha resultado fácil, simple o sin  tensiones. Siempre el comienzo implica abordar la imposibilidad para hacer, el desgano,  encontrar la fuerza y la estrategia para la disruptividad que logrará quebrar el muro o  derretir el hielo que impide avanzar. 

Pero acá estamos, ¡sonriendo! Tenemos que tener una relación creativa con el conflicto,  amigarnos, considerarlo una oportunidad de transformación. Dejar de demonizar el conflicto social para convertirlo en convergencias, pues hay otro mundo posible si  empezamos a crearlo.  

En un mundo de incertidumbres y tensiones sociales cada vez más complejas, donde  millones de niños y jóvenes viven al límite y no tienen tiempo para esperar políticas  públicas que nunca se definen, o promesas electorales que se diluyen cuando terminan  las elecciones, la angustia y el malestar no pueden entenderse como una suma de  fracasos ocasionales sino como una realidad que se ha construido y debe  desaprenderse: Educar en una cultura para aislar y dividir. 

Debe ser una prioridad reconocer "las otredades" para empoderarlas, reconocer las  tensiones para armonizarlas y revalidar el arte y la cultura en esa acción de base para  vincularse a través de la brújula interna. 

Para ello los artistas debemos aprender a crear por fuera de los circuitos formales  establecidos en la modernidad e incorporarnos urgentemente a los procesos colectivos  de transformación desde lenguajes expresivos que habiliten voces y mediaciones  eficaces, transformadoras y, sobre todo, viables, fáciles de implementar. Porque la era  de la complejidad requiere anclajes simples. ¡El arte los tiene!